Accidentes

Busqué a Benedetti en las pupilas de una mujer, de belleza y lealtad incomparables. Lo busqué en vano desde que me di cuenta que estaba en la trazada equivocada, que la vida hacía agua por estribor. Puse a Benedetti en ojos equivocados, en corazones erróneos que nunca alojaron sino vacío o egoísmo. Me falló la…

Decepción

Días que se arrastran como interminables trenes australianos por un desierto también infinito.

Un poco de ternura

Deseo demasiadas pocas cosas, ahora que mi corazón es un Nepal arrasado. Deseo frenar y bajar del mundo, deseo dormir y soñarte despierto, porque dormido sólo tengo pesadillas. Necesito dejar de hablar de mí mismo.

Reorganizando las fuerzas

Hoy puede ser un día de esos en los que estoy más animado, o quizá es la necesidad la que impele a andar otro tramo en el frente, a ganar otra trinchera. Sólo queda rabia donde tanto hubo, pero son los tiempos que nos tocan. Lo peor es no echarte de menos ya, no soñarte,…

De nuevo en el frente

Mi permiso mental acabó el viernes. Dejé Madrid, y volví a no dormir, a perder la tranquilidad, a no disponer de mi tiempo ni de mi corazón, a estar triste y a no desearte. Son tiempos interesantes, ésta es la maldición en la que me veo envuelto por voluntad propia, por tener esa extraña estrategia…

Madrid me mata

Esperar en la boca del metro a que de ella surja una desconocida. No conozco su cara, ni sus manos, ni su corazón. No conozco el rostro que se esconde tras la bruma, y espero a que todo cobre sentido de una vez. Madrid es lo que tiene: que sus calles y sus puertas esconden…

Vuelvo a Madrid

Aquí estoy, de viaje a Madrid, con el miedo escénico que me causan a mí los viajes, ver tantas caras, tantas vidas, tantos sueños que se escaparon y se perdieron. Quizá el miedo venga de ahí: me recuerdan que estoy atrapado en mi propio éxito. Parece mentira, pero en un par de horas de soledad…

Desde que no nos vemos

Desde que me embarqué en esta aventura equinoccial he perdido la libertad, la ilusión y los papeles. Perdí las ganas de verte y de amarte, hasta de echarte de menos. De conocerte, de enamorarte, de odiarte y escucharte y suplicarte. Perdí las ganas de acariciarte el pelo, de escribirte en la espalda, de ser polizón…

Buscando el equilibrio

Se permite, en tiempos de gran peligro, caminar con el diablo hasta cruzar el puente. Y estoy ahora contemporizando en el infierno, con este Consejo de Luzbeles que me quita el sueño, la paz y la sonrisa, tratando de encontrar el camino hasta el otro lado. No me pregunto lo que haré una vez llegue…