Heridas que se van olvidando

P.D.: Esta foto y esta canción sólo pueden entenderla a lo sumo 2 personas, y una de ellas ya no lee este blog, pero ahí está. Una etapa dolorosa de mi vida que cierro para poder huir más rápido.

Andanada de tristeza

El plena línea de corazón. Por suerte, no podemos ir más a pique.

Perdido

¿Y cómo huir cuando no quedan islas para naufragar? Todo sigue igual de mal, igual de peor. Cada vez son más las preguntas, más duras y peligrosas. Los recuerdos ya no me atormentan, necesitaba un vals para olvidarte, me pregunto cómo llegué a perderme tanto en tan poco tiempo; cómo me equivoqué. Realmente ella no…

Tiempo muerto

Ya estoy volviendo a mi estado estacionario: marrones y preocupaciones por doquier. Tantos, que dentro de poco empezaré a soltar lastre y a olvidar, a ocuparme un poquito de mí mismo, a ver qué puedo salvar de este naufragio. Esta mañana he venido oyendo las noticias, oyendo a los políticos presumir de sus votos, de…

Saturday morning

Se acaban las vacaciones. El vino del Gargallo (líquido de frenos para tanques en estado puro) y Suzanne Vega (Caspar Hausers’ Song) han disparado cien mil recuerdos, cien mil deseos de volver a huír, quizá ya por última vez. Dos cartuchos en el bolsillo de la chaqueta y la hostia de zombies acechando. En fin,…

Miedo

Hacía mucho tiempo que no lo sentía. No está tan mal. Y pese a todo sigue el vacío, la desazón, la tristeza. Las mil preguntas sin respuesta y la cobardía. El ansia de sueños, de música y café y Lagavulin en un hotel de Berlín, una habitación oscura iluminada por una televisión en silencio. Mientras…

¿Tiempo de qué?

Un viernes para enmarcar, para no olvidar nunca. Un sábado largo y agridulce. Un domingo de Ramos insulso, con campanas y badajo, sin esperanza de salir a correr, mi dosis de huida habitual y redentora. Más vencido que nunca, es el comienzo de una nueva vida. Eso, o tomarme una pastilla para no soñar.

Dos kilómetros de paciencia

Con pocos nubarrones a la vista (aunque muy gordos), encaro la cuesta abajo de este curso, que es lo que marca mis días, noches y desesperanzas. Sin motivo alguno (o quizá con demasiados motivos, ya no tengo nada claro) ésta es una de las épocas más grises de mi vida. Sin motivos personales para seguir…

Esperando el fin

¿Te apuntas? Si quieres, pedimos a Sabina que nos nombre.