Día 15 sin ti

Si te dijera dónde han ido a parar las líneas del frente, te echarías a llorar como lo estoy haciendo ahora. Porque he cavado trincheras en el corazón, ahora otra vez surcado de cicatrices, y los lobos y los trasgos están ya a las puertas, y no queda nadie dentro para defendernos. Paseo por las…

Día 14 sin ti

En esta casa siempre habitó la tristeza. Pero llegaste tú a abrir las ventanas y mover los muebles. Desde aquel día, pues, reímos juntos en la ventana, buscamos tesoros entre las mantas, comimos perdices y fuimos felices. No nos dimos cuenta, pero la serpiente de la vida saltó el muro, hizo nido en nuestros pechos,…

Día 13 sin ti

El 13 siempre ha tenido mala fama, pero esta vez no es su culpa. Al fin y al cabo, todo empezó antes. Y el 13 no deja de ser un número, a mí que me gustan los números igual que le gustan a ella. Son trece días, y desde hace algunos tengo esa sensación irreal…

Para ti

Quiero decirte tantas cosas que todas se quedan en el teclado. A veces siento que se me estrecha el corazón, y me quedo sin recursos para decirte nada: se acaba la música, la poesía y aun este púlpito que me construí para gritarle al mundo y que, ahora mismo, ha perdido todo su sentido. Pero…

Día 12 sin ti

Entendido Decididamente, no sé llevar esto sin ti. No sé estar lejos de ti, no concibo tenerte lejos y lejana.

Día 11 sin ti (2)

No dejo de preguntarme sobre ti. De saber cómo estarás, si duermes por las noches. Si tu dolor es parecido al mío, o más grande, o más pequeño. Si te duele tanto Madrid, la Palma o Santiago como me duele a mí; si te haces las mismas preguntas. Nunca pensé que ninguna separación pudiera ser…

Día 11 sin ti

Mi corazón es una brújula que, si la dejas libre, apunta siempre hacia ti.

Día 10 sin ti

Vine de otro mundo y de otra guerra, cargado de penas, sueños, cicatrices y errores. Vine hecho pedazos, con mil historias olvidadas y enterradas en la memoria. Vine. Pero fuiste tú la que llegaste. A construir un refugio, a sembrar la esperanza, a dibujar un camino. Sigo aquí, sintiendo esa prisa en el alma, ese…

Y entonces la vi. Fue hace tiempo. Yo estaba roto y cansado; ella estaba como yo

Rendición

Hay que ser valiente para reconocer los errores. Hay momentos en los que uno debe admitir el error, asumir que se ha equivocado en demasiadas cosas, y que nadie debe pagar por nuestros propios errores. Demasiadas alarmas, demasiados tropiezos. Demasiadas líneas rojas que dejan, todas, su correspondiente cicatriz. Cuando todos los errores adquieren esa realidad…