El caso del calcetín

Coge la guitarra, Kiko Veneno

El mensaje era bastante extraño:

El enemigo ha capturado los códigos secretos que desbloquean todos los cuentos malos, todas las pesadillas. Eso podría ser una catástrofe de proporciones «Jafarianas» (pregunta a Jafar por qué ha dado nombre a toda una familia de desastres.

Los códigos secretos son una secuencia de palabras que debe ser nombrada 3 veces mirando fijamente delante de un espejo, así que no hay peligro de que se active accidentalmente (en ningún caso dejar a Jafar delante de un espejo, por si acaso).

Estos códigos secretos se escribieron en un calcetín, que el espía sacó en su pie de la Central Unida de Cuentos. Nuestros agentes lo persiguieron, pero él se ha camuflado en el Ballet «Mochiloi Louis Putton», del Reino de Rusia, que está de gira por aquí y tiene inmunidad diplomática. Por tanto, no podemos acceder a él y eliminarlo, ya que provocaríamos una crisis internacional.

Vuestra misión es inflitraros en el ballet, con las destrezas adquiridas en el curso de baile «clásico» que habéis realizado la semana pasada, y apoderaros del calcetín sin levantar demasiadas sospechas.

El calcetín está realizado en titanio frito, está decorado con cabezas de Homer Simpson realizadas en punto de cruz, y es un calcetín izquierdo (Atención. Mensaje para Jafar: no confundir con el derecho. La derecha es la mano de comer, la izquierda la del reloj. Con los pies aplicar el algoritmo con un desplazamiento hacia abajo).

Nuestro espía atiende al nombre en clave de Rasputín, aunque habrá cambiado el nombre. Tiene una característica peculiar: lleva pata de palo en el pie izquierdo. Normalmente, la esconde bajo un pantalón, pero en la función actúa de pirata, aprovechando su pata de palo. Normalmente, en esos momentos el calcetín se queda en su camerino. Eso os dará una ventana de acción de 8 minutos, que es lo que dura el baile de los piratas de la famosa ópera «Los Congresistas».

Quedan un par de actuaciones en Roma y en Berlín, así que: daos prisa.

Podéis usar los billetes para el Dragón Volador del cuento de reinos.

Sonriza: no dejes que Jafar pilote nada. Es más: no dejes que Jafar toque nada.

¡Buena misión! El Consejo de Cuentos confía en vosotros.

El Servicio Secreto de los Cuentos

Jafar miró a Sonriza, con una mezcla de vergüenza y desesperación (porque el redactor del Servicio Secreto de Cuentos le tenía algo de ojeriza), y le dijo:

Sonriza: estamos jodidos.

Sonriza, ya vestida de ninja y cargada de katanas, nunchacos y xiriquetes, le dijo con resolución:

No te preocupes. Coge mi guitarra, que lo vamos a petar– Y le lanzó una caída de párpados irresistible

(Continuará)