De la mochila sacó un boli Bic de cuatro colores, una sartén, un bote de leche en polvo, una herradura, dos fundas de móvil, un ordenador a vapor, un taladro con su correspondiente juego de brocas, una bolsa de basura medio vacía, un cubo de Rúbik, una efigie de Lenin, una piragua plegable, un contrabajo, una bolsa de basura medio llena, un arnés para gato y, al final, algo arrugado y con pelos de animal irreconocible que retiró de un soplido, los pliegos del contrato. Acercándole el boli de 4 colores (que, inexplicablemente era dorado y se había utilizado para probar «elegantemente» el teorema de los 4 colores), le dijo: –Lee y firma. Te lo resumo. Sólo tiene 4 puntos, y después de cada uno de ellos, tenemos que chocar el meñique. Así que ponte a ello, chica lista. Te resumo los 4 puntos:
- Tienes que ingresar en la Real Academia de Cuentos. En realidad, con tu currículum y el cuento triste que ya has escrito, creo que tienes bastante. Pero si yo te apadrino, va a quedar genial en mi currículum para la acreditación a Cuentista Universal, y juntos podemos hacer cosas maravillosas. Cosas que te contaré, por cierto, en el punto
- Vamos a escribir tu nuevo cuento. Esto tiene que ser aprobado por el Consejo de Cuentos, así que hay que redactar un proyecto de cuento. No todos los cuentos alcanzan nivel o calidad suficientes para ser publicados, aunque algunos, sin eso, han pervivido hasta ahora. Pero debemos hacerlo bien: tu nuevo cuento, nuestro cuento (recuerda que necesito currículum) tiene que ser el más grande.
- Nuestras reuniones tienen que ser secretas por algún tiempo. Nuestros reinos no creo que acepten este cuento así, de buenas a primeras. Hay que trabajarlo mucho y, a la vez, tener cuidado. Necesitamos hablar mucho, largo y tendido, para que este cuento sea lo más grande que tú y yo podamos escribir.
- Por último, ten muy claro que es y será un cuento. Ya te he dicho antes que tú tienes tu realidad, y tu vida, como yo tengo las mías. Esto será un cuento muy bonito, con muchos capítulos, pero la realidad seguirá estado ahí. Muy pocas veces en la historia de los cuentos, sólo los grandes grandes de verdad, se han hecho realidad y han cambiado la vida y las realidades de los protagonistas. Pero eso sólo lo sabremos cuando escribamos el cuento.
–Así que lee, piensa y firma. Por cierto, llevo el meñique limpio esta mañana, aún no me he sacado los mocos. Mientras tanto voy a ver si ha quedado algo en la mochila. ¡Anda, pues sí! Míralá, por allá resopla– dijo Jafar, mientras agarraba a una ballena por su cola. Ballena que nadaba dentro de la mochila, por supuesto.
¿Firmará ese contrato de locos nuestra Sonriza? ¿Le cogerá la mochila para ver si llega al fondo de este asunto? ¿Eso es un contrato o Sonriza está bajo el influjo de sustancias psicotrópicas? Veremos si el cuento continúa o no.