Mi infancia son recuerdos

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Soy un ser hirsuto de recuerdos, erizado de memorias que se pierden en el tiempo. Recuerdos de estufas de leña y de vasos de leche en el colegio, de carros y caballos y animales y tardes interminables con los amigos que, como una bandada de gorriones, recorríamos salvajes la ciudad, que nunca sabía donde acababa. Inocencia pura.

Ahora, tan lejos en el tiempo y en la interpretación, recorro el mismo espacio que habito, que habité, triste por todo lo que ha dejado de ser, por toda la poesía que se fue perdiendo mientras me hacía mayor, casi a la vez que mi mundo.

Sigo en mi intento de recuperar, tan viejo y lejos, esa especie de inocencia prístina; sólo busco despertarme y no cansarme de ver, día tras día, el mismo paisaje por la ventana, tu cuerpo sobre mi cama; saber que eres refugio y aventura y locura y tardes de domingo. Un poco recuperar ese espíritu de todo lo que perdí.

Ahora mismo, me falta el paisaje y poder dibujarte sobre mi cama con una sonrisa idiota de felicidad.