Ayer fui a comer con la mejor gente que uno puede escoger para hacerlo. De nuevo perdido entre la multitud, deseando que el tiempo pase y sin disfrutar de lo que me rodea, demasiado estrés, deseando un poco de orden en este permanente fin del mundo. No sé, ayer debía haber disfrutado, pero entre que no me apetece apacentarme de viento y que lo artificial a veces me confunde, no supe distinguir si el restaurante era tan bueno como decían o seguíamos aplaudiendo al rey desnudo. Quería huir a base. Hoy me he escondido para poder trabajar un buen rato, poner un mínimo de orden para que la UV no se venga más abajo aún.
Sigo navegando en la Perla Negra. Aún no está todo dicho.