Me queda hasta Fallas para sacar la cabeza del fango, aunque esto no se mueve. Sigo sin ver el horizonte desde el periscopio y, claro, así no hay quien desee dormir a tu lado. Soñar con lo que sueño no ayuda a casi nada. Sigo sin salir a correr, abandono mi francés, pierdo de vista tus caderas.
Ríndeme.