Bajando de nuevo a Valencia, para ver si la rutina es asidero en esta galerna fiera. Pensando al bajar, en el silencio del tráfico, pensando que aún queda esperanza, y que puedo poner un poco más de mi parte. El aterrizaje ha sido duro, aunque cualquier aterrizaje del que puedes salir andando es un buen aterrizaje. Mi calendario empieza a dar mucho miedo, y no sé si volverme a casa y empezar a correr como Forrest. Mi constipado hace que me lo piense.
De aquí a Navidad debo haber tomado una determinación. Delenda est Carthago.