Por suerte ya se va George W. Bush de la Casa Blanca, y mañana se abre un periodo de esperanza y, ya lo auguro yo, de decepciones.
Bush nos deja su último regalo, del que nadie ha hablado estos días: el permiso para que Israel ejerciera su genocidio en Gaza mientras duraba su mandato. No estaba claro que Obama permitiese semejante carnicería. Estaba para mí, tonto de profesión, más claro que el agua.
Casualmente yo espero también que para el miércoles por la tarde cambie el estado de una página web por segunda vez y me diga el resultado de mi acreditación. Puede que no ocurra en ese momento preciso, y me toque esperar otra semana; espero que no. Pero si el resultado es positivo será un punto de respiro y descando. Si no lo es, no sé qué será. nada cambiará mucho, pero por dentro empezará la carcoma de la desesperación a hurgar durante casi dos años…