No os acostumbréis

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Ayer fue un día que me gustó, por motivos que no vienen a cuento, pero eso no significa que yo vaya a cambiar, que mi vida vaya a ser de color de rosa y que os vaya a amar a todos igual. Ni de coña.

Más bien todo lo contrario.

Ahora bajo y subo a Valencia todos los días en un remedo de rutina que ha despertado mi síndrome de abstinencia. Pensar durante 90 minutos todos los días, en la soledad de la carretera. Lo echaba de menos, lo necesitaba.

Y pensar duele. Como amar mata, como todos herimos o dolemos. Pensar en silencio me limpia, me tranquiliza, me renueva. Kilómetro a kilómetro voy repasando mis días y mis pesares y mis alegrías, voy repasando la inmensa caterva de impresentables, el mundo desquiciado que me desquicia fuera de sus goznes. Errores, desamores, sueños rotos, muertos o perdidos.

Esta tarde me he dado cuenta de cuánta mella ha hecho en mí esta falta de tranquilidad, este «walking dead» en que los muertos tienen bastante mala baba. Me he tenido que sentar en el laboratorio, coger boli y papel y centrarme un poco. Quizá estos impases ponen más de relieve el egoísmo y la hijoputez que hemos dejado que gobierne nuestra sociedad.

También he pensado en ti, o más bien lo complementario, lo opuesto. Ya no pienso en ti sino en otra. Ya no sé si dueles o no, pero es lo que hay, y espero lo que debe ser. Es lo que tiene pensar, cuando tienes un rato en que sales de la trinchera.

Sigue mi vómito de la cabeza, que no del alma o del corazón, ¡ya quisiera yo! Así que no os extrañe si ahora quizá empiece follando y luego ya veremos si nos amamos 😉 , o que pregunte si eres de las que follan o de las que fallan, por dejarme los pantalones o el corazón en casa. Que sea esta temporada algo más cínico, o que gire mis ojos hacia muchachas de corazón y lealtad incomparables, porque lo de la belleza me está fundiendo el corazón de tantas veces que me tienen que aplicar el desfibrilador emocional.

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«Por favor,dile al amor que me rindo.» -Escandar Algeet.