Hoy he intentado relajarme un poco. Ahora estoy con otro ordenador, rescatado del olvido y del desguace, que pasa a primera línea. Me relaja pelear contra las máquinas.
El resto sigue igual de mal, acostumbrado al marasmo y a la indolencia del que ha abandonado toda esperanza de encontrarse, de encontrarte. De poder fugarse contigo al amparo de la música triste y bebidas baratas. Pero ahora no estoy yo para gorgoritos, no está el aire propicio ni el corazón dispuesto. Se borraron las flechas que indicaban las rutas más copiosas para los pájaros. Así estoy yo sin ti, que ni sufro ni padezco.