Que vienen los bárbaros

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Se acerca mi cumpleaños, y siempre preparaba algo para esa fecha. Ahora casi se me pasa, y no sé si me dará tiempo a regalarme algo de lo que me consuela, música, cine, lluvia en soledad. Quizá perderse ya de una vez.

Son los tiempos oscuros que se nos han dado, quizá que hemos elegido. Ahora sin verdaderos motivos para el consuelo, embrutecido por esta situación que consigue hacer aflorar lo peor de mí mismo. Tanto necio, tanto esfuerzo baldío en salvar a quien no quiere salvarse. Tanto amor desperdiciado, y ahora se me secan las fuentes del Nilo y dejo de quererte, dejo de querer levantarme por las mañanas sólo para tener la esperanza de verte sonreír. Malditos domingos. Sé que no soy el primero ni el último idiota, pero qué se le va a hacer. Se me escapa tu amor entre las costuras del corazón.

Acabo de comprarle a Luis Ramiro su último libro, Rojo Chanel. No pude estar en su concierto del sábado, pero seguro que me lo firma por allá por febrero, si llegamos vivos. Mientras tanto, me aferro al tacón de Pandora, que me arrastra por el fango. Besos.