A veces me da por pensar acerca de qué haría si pudiese volver al pasado, siempre con el (poco) conocimiento que tengo ahora de las cosas, y quizá enmendar aquellos errores que arrastro. Así que podría elegir entre volver una semana atrás, para ahorrarme una pasta exorbitante, o quizá un año atrás y no embarcarme en aventuras equinocciales movido por cantos de sirenas, o seis años atrás para evitar lo inevitable, o 20 años atrás para decirme que fuera yo, o 30 años atrás para enderezar mi vida y alejarla todo lo posible de aquí.
Nunca me arrepiento de nada, ya que no tiene remedio, pero me duelen muchas decisiones que, al fin y al cabo, me han alejado de donde yo quería estar, y que me han llevado a lugares donde nunca hubiese imaginado. Quizá envidiado por muchos, desconocedores que yo realmente sólo quería ser feliz, pero como no sabía qué hacer simplemente huía más y más lejos.
Volver a los 20 años, irme a Canarias a hacer astrofísica, dedicarme a dar saltos por el mundo y a pensar en mí, sólo en mí. Aunque luego me hubiese costado horrores buscarte y encontrarte y convencerte de que te unieras a mí en mi loca carrera por el mundo, un desconocido que viene desde el pasado a buscarte, que lo único que desea es despertarse contigo. Viajar el tiempo para encontrarte, para poder perderme a tu lado.
También puede que estuviera en Canarias, o en Berlín o en Los Ángeles o en Arecibo, en brazos de una mujer de belleza y lealtad incomparables, y mirara melancólico hacia Segorbe, deseando volver, tener una vida tranquila, aburrida a tu lado, volver atrás en mi vida virtual para enmendar errores y no irme nunca. Son cosas que pasan.