Ya he dicho que el universo sería un lugar soportable si no fuera por los domingos por la tarde (En realidad no es mío sino que se lo he robado a Douglas Adams).
Hoy es uno de esos domingos de pena, cómo no. Es fácil quejarse.
Me he dado cuenta de que sólo quiero paz. Quiero levantarme una mañana a tu lado y sentirme satisfecho, feliz; en paz conmigo mismo y con los que me rodean. Paz. Pido la paz y la palabra.