Todo el mundo está perdiendo la chaveta con la tan cacareada crisis. Era lo esperable. Al final tanto paseo por la cuerda floja y tanta fiesta pasa factura, y la gente debía haberlo pensado entonces. Pero como dice Reverte, toda esta sociedad es perfecta, y a nadie nos puede pasar nada de eso; todos nos quedamos con la cara estupefacta cuando la lotería te toca. Sobre todo esa, que siempre toca.
Y entonces viene la crisis: los carteles de «se vende», los parados, los coches que no se venden (menudo negocio hice con el mío), el comercio que se enlentece.
Pero como dice LuisGC (un tío cojonudo, aunque yo siempre exprese públicamente lo contrario), él no ha notado la crisis. Ni yo. Sigo haciendo exactamente lo mismo que hacía antes, y apenas he notado la crisis más que en el precio del gasoil. Economía de guerra. Yo empecé con el sueldo de Luis, que no te da para vivir, y me casé y mi mujer no tenía contrato y todo eso y estaba más pelado que una rata. Así que nada de caprichos, nada de ropa, nada de viajes, el coche a 105 km/h para que no gaste, y ahorrar para cancelar hipoteca. Luego mi sueldo subió hace dos años, pero esa manía mía de ahorrar continuó y sigo en economía de guerra, por si las moscas.
Así que no he notado la crisis. Nada. Vivo en crisis toda mi vida.