Estoy cansado de dar la cara desde hace tanto tiempo. De ser parapeto, rompeolas, muralla o trinchera. Por eso me colgaba de la (tu) risa, me perdía ante unas (tus) tetas y unas (tus) caderas, me (te) imaginaba que me salvabas, que me lanzabas un cable, que me hacías un hueco en tu vida, que te veía sobre la cama y me quería quedar a vivir (y no sé ni tu nombre). Todavía quedaba esperanza.
Pero ahora ya no. No queda ni gota de esa puta que va vestida de verde. Ya no deseo ser salvado, ni anhelo colgarme de tu vida, perderme en tu cama. Ya no deseo que me salves, ni me giro al verte pasar.
Necesito, pues, una heroína para un trabajo desesperado. Que me demuestre que esto tiene solución. Que sepa encontrar en mí todo lo que perdí.
Sálvame, aunque yo no quiera. Es que no soy yo. Pero lo necesito.