Quería haber empezado por «Mañana nos casamos en Las Vegas», pero creo haber usado esto, así que pongo este título que tiene peores connotaciones. Ayer acabé a las 4 y media de la mañana, horriblemente sereno, con una noche en realidad preciosa por la gente maravillosa que me acompañaba, que por unas horas me hizo olvidar los sinsabores de esta nueva etapa de mi vida.
Al llegar a casa sigue la tristeza del que nada espera, de aquel a quien no le satisfacen los cambios, que piensa que aún podía llegar más lejos, que éste no es mi sitio sino otro, un paso más en mi huida de ti, en mi huida hacia ti, pospuesta por 4 años si hay suerte, aunque sin esperanza. Cosas que pasan y que cada vez me apetece menos contar, porque los equívocos saltan como la metralla.
Necesito aclarar siempre mis emociones. El resto lo tengo bastante claro, es sólo cuestión de actitud.
Besos a todos. A veces echo de menos ser menos, echo de menos tus ojos en mi espalda.