Era, hasta hace dos días, un asiduo, antiguo oyente de Radio 5 Todo Noticias. Solía oír la radio un par de horas al día, mientras iba y volvía al trabajo. Me gustaba esa fórmula de noticias cada 15 minutos, el tráfico a la hora y a la media, y los microespacios de relleno. Era una radio diferente. Diferente a las radios de opinión, en donde tertulianos y comentaristas están toda la mañana o toda la tarde comunicando la información y su opinión, diferente de la radio fórmula, sin publicidad (excluyendo la vergonzosa promoción de programas de tve). Sólo información, la más aséptica e imparcial de España. Uno sabía que encendía la radio a cualquier hora y podía enterarse de en qué país vivía. Me gustaba esa forma de radio; no quiero que den opinión o puntos de vista: prefiero creármelos yo mismo. Para ver enfoques sesgado tengo muchas cadenas de muchos colores. Era una radio con personalidad.
Ahora todo ha cambiado. Radio 5, con esos programas en los que Juan Ramón Lucas o los otros (no sé sus nombres) cuentan la información, con todos sus colaboradores y opiniones, han hecho de R5 otra más. Conceptualmente no se diferencia nada de Radio 1, ni tampoco de otras como OndaCero, la Ser o la Cope Al menos conceptualmente. Para aquellos que sólo queríamos información, sin opiniones, hemos perdido nuestra referencia. Sólo nos queda oír música en el CD.
No sé cuántos oyentes seremos los que hemos abandonado Radio 5, los que deseábamos, adorábamos ese perfil. Al menos conozco a otro que, como yo, deja de oírla. Supongo que sesudos asesores habrán estimado que será mejor para la radiodifusión española Radio 5 perdiera su personalidad para obtener más oyentes. Yo creo que se equivocan, y que perderán los oyentes, aparte de la personalidad y del honor de ser un referente en España; pero ya se puede imaginar que yo soy un simple oyente, sin voz ni voto, sin sombra y sin espejo.
Pienso que este cambio de imagen y de forma de RTVE es simplemente un cambio cosmético, que justifica presupuestos y fotos y regulaciones de empleo, que como el conde de Gatopardo cambia todo para que todo siga igual. Lejos todavía del espejo en que pienso que debía mirarse nuestra rtv pública la BBC.
Porque no olvidemos que esto es una radio televisión pública, y que los criterios y recursos que las empresas privadas usan están justificadamente vetados para un servicio público. Servicio, buena palabra olvidada desde hace tiempo.
En fin, por eso, porque es pública y la pago con mi parte de dinero, les comunico mi desacuerdo, mi decepción, mi desengaño y la pérdida de mi modesta audiencia. Si hubiera sido una empresa privada, cada uno hace lo que quiere con su dinero. Lo peor es lo que se hace en este país con el dinero de todos. Pero no nos lamentemos: 2000 años de historia nos avalán.
Gracias por su tiempo.
Rafael Magdalena.