No sé si soy de los que fallan
pero yo,
que ya sólo follo por amor,
sigo perdiendo esperanzas
en cada estación de tren
en la que no estás para despedirme.
Por eso ahora,
momento en que todo,
todo está perdido,
busco el último asidero
para no mandarlo todo al traste,
que, al final,
parece que es la única solución
a lo ¿tuyo y lo? mío.
Sigo en la brecha,
sigo caminando
porque el manual del superviviente
es explícito en estos casos.
Volvamos al principio,
sobre todo ahora
que no se ve el final.
Ya no te escribo
ni te beso
ni te añoro
ni te quiero.
Porque yo
ni me escribo,
ni me beso, ni me añoro, ni me quiero.
Follar siempre estuvo sobrevalorado,
sobre todo si uno comete el gran error
de follar por amor.