Ya no sé lo que quiero. Ya estoy harto de hablar de mí, de quejarme. Hablemos de ti.
De que no eres quien yo esperaba, aunque tampoco yo he sido nada ni nadie. Quizá debí aprender a quererme y a quererte, pero no supe hacerlo.
No supe quererme, quizá porque tardaron en quererme, y me desperté muy tarde con todos los errores a la espalda.
No supe quererte porque no vi el mundo en tus ojos.
Simplemente me equivoqué mucho con mucha gente, y ahora no sé salir, no veo las miguitas de pan que dejé para volver al principio.
NO diré «ya encontraré otra como tú». No quiero, no puedo. Te quería a ti y resultaste que tú no eras tú, que eras otra que no merecías tanto derroche.