De hombres y de ratones

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Los planes de ambos se parecen mucho, ya lo dijo Robert Burns. Y de Saint-Exupéry decía, a través de la boca del principito, que nadie está contento con lo que tiene.

Así que hoy no he dejado de pensar que, si pudiera empezar de cero, probablemente no elegiría este camino. Siempre pensé en hacer lo que era correcto, lo que debía hacer, jamás lo que me apetecía.

Yo, de espíritu bohemio, puede que ahora estuviese en Madrid, dedicándome a mí, a mis placeres, a viajar, escribir, ir a conciertos, a perderme en tus ojos, en tus conversaciones, en recorrer el mundo de tu mano.

¡Pobre Ítaca, que la encuentro pobre, miserable, desharrapada! El camino me trajo hasta ti, y ahora reniego de mi vida, de quienes me rodean, de todo lo que me alejó de ti. ¡Qué triste encontrarse ahora sólo para darse cuenta de que estamos demasiado lejos!