Este rayo que no cesa es terrible, no hay manera de que la adrenalina baje, y los días son un vértigo de trabajo, emociones, nervios.
Ojalá vivas tiempos interesantes.
Ahí estoy, peleando entre lo correcto y lo cómodo, entre lobos egoístas que no saben sino el olor de la sangre. Seamos zorros y leones.
O seamos luz que hienda las nubes y la niebla y atraviese esta negrura que nos asfixia, que nos impide ver. Luz que derribe los decorados para dejar desnudo al pobrecillo Mago de Oz.
Y es que a veces siento que no me va a salvar nadie. Ni siquiera yo mismo. Que ya no quiero que me salves porque me harté de esperarte, y si me salvas descubriré que nada tiene remedio, que yo soy el mulo que pone en peligro el futuro de todo lo que me rodea.
En realidad tengo miedo. Miedo de romper, miedo de salvarme, miedo de luchar. Miedo de llorar en tu hombro, porque sé que mis lágrimas no serán nada para ti.