Quizá para 2015 tengamos que subir la intensidad un par de puntos, y las canciones sean de balas, narcocorridos y resistencia. Pero 2014 es el puto año, para unos más que para otros. En mi caso, 2014 es el puto año de no haber acabado como deseaba, de la cobardía de echarte de menos sin decirlo, de rendirme ante tu puerta un 14 de febrero.
Las 10 canciones de 2014 son un desesperado intento de olvidarte, de dejar paso a un 2015 que barra los sentimiento para que dejes de doler de una vez por todas. Algo que justifique para mi interior la inmensa mentira de que no valías la pena.
- Un día de estos. Marwan. Y es que un día de estos tendré que quitarme todos los miedos para poder abrazarte más fuerte.
- Ya verás. Funambulista. Pero quizás no vales la pena. Quizá me equivoqué contigo, en este puto año, y en 2015 te encuentro dando saltos en algún bar y me vuelves a dar pena.
- Vis a vis. Leiva. Locura y cordura para llegar a fin de mes con saldo en el corazón, que siempre suele estar en bancarrota.
- Versos y madera. Dani Flaco. Hay que alimentar la hoguera para mantener vida la llama de la desesperanza.
- Si yo fuera otra. Marlango. La voz que te acaricia, la vida que te abofetea.
- Te doy media noche. Andrés Suárez. Algunos hubiéramos firmado por tener tan sólo media noche para convercerte de que valía la pena.
- Pandora. Luis Ramiro. Porque hay mujeres que desatan semejante plaga de desgracias que sólo nos queda buscar le esperanza en el fondo de sus zapatos de tacón de aguja.
- La diosa que inspira esta canción. Rafa Pons. Porque quizá, cuando la encuentre, empiece a odiarla.
- Tengo un plan. Adriana Moragues y Elvira Sastre. Yo tuve uno, y luego otro, y otro. Todos salieron mal, todos aquellos que cruzaban tu territorio acabaron en derrota. Aunque sigo trazando planes para conquistarte, para plantar mi bandera en el centro de tu corazón.
- La vida que soñabas. Lena Carrilero y Fran Mariscal. El problema es cuando cada noche sueñas una vida distinta, y nunca te satisface ni te llena. Y por la mañana despiertas y todo sigue igual, porque peor no puede ir, y vuelves a esperar que caiga la noche para tomar el último expreso a Bucamaranga.