Me voy. Una semana urgente e inesperada que acaba como empezó. Más animado porque la tasa de marrones ha bajado, estoy más tranquilo en lo laboral y más anestesiado en lo personal, sin una sola razón para nada: ni salir ni entrar, ni quedarme ni largarme.

Últimamente lo único que quiero es aclararme. Encontrarme con un amanecer y un Rafa satisfecho al mirar por la ventana, al encontrarte en mi cama y en mi vida. Cuando los recuerdos no duelan, ni los remordimientos ni los errores. Simplemente vivir, descubrirme, sentirme. Pero el que busca la pasión está perdido, y yo sigo con mi síndrome de Peter Pan, de querer vivir lo que nunca hice, de querer crearte y huir contigo.