Con la que está cayendo, con el escombro que soy ahora, por dentro y por fuera. Emocionalmente destrozado, incapaz de imaginarme otra ciudad, otra cumbre, otra vida contigo o sin ti. Caído, cascado, desvencijado, derribado como un avión en el desierto. Vencido, sin ánimo, sin ilusión, sólo tirando de oficio y de manual y todavía encuentro fuerzas cada mañana para levantarme y enfrentarme al mundo. Plantarle cara por mí y por todos mis compañeros y por los que no pueden alzar la voz.
Tenéis suerte de que sea sólo sombra de lo que fui, de que no esté al 100%, pletórico, feliz a tu lado. Creo que el mundo no podría soportarlo.