Esta tarde, perdido entre la multitud del centro comercial, me he dado cuenta de que necesito ser rescatado. Necesito ser salvado, porque yo soy incapaz de hacerlo por mí mismo. Estoy acabado.
Necesito eso: una mano que tire de mí y me saque de este agujero. Que me lleve a correr por el mundo y me haga dejar atrás todo esta derrota inmensa, que abarca hasta allí donde alcanza la vista. Que repare mi avería, inmensa, más inmensa sin ella. Que redima todos los pecados que no cometí y que ahora me persiguen.
No ocurrirá, porque nunca ocurre. Así que se me pasará, y volveré a recaer, así hasta que todo acabe.