Termina mi primer día, simplemente realizando todo aquello que necesita mi cabeza para acallar parte de la conciencia. Este mes no lo dedicaré a descansar, sino a trabajar un poco y a restaurar algo de karma.
Como de costumbre, me siento usado y tirado, ajado y marchito. Maldita esa amistad de conveniencia. Todo empieza a complicarse, en lo social, y en lo personal seguimos soñando un poco con un Alien divino que nos venga a salvar de esta Divina Comedia: Lasciate ogne speranza, voi ch’intrate.