Cajones que guardan recuerdos

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En el cajón de las Decepciones ya no caben más artículos. Así que, a fuerza de hacerles sitio, estoy pasando muchas de ellas al cajón de los Errores, ya que gran parte de ellas vienen provocadas por esa miopía, intrínseca al amor, que hace que erremos de manera voluntaria y hasta placentera (todavía recuerdo con añoranza cuando en la E guardaba la Esperanza). Pero ya no sé si es peor el remedio que la enfermedad, porque el cajón de los Errores rebosa por bordes y se salen y se caen y se meten en otros cajones donde no tocan, como en Viajes o Historias o Mecánica o Perdiciones. Así que, tirando de abecedario, te saco a ti del cajón de mis Fantasías y lo renombro como Fracasos, y hago sitio anejo para tales menesteres tan trágicos y onerosos. Aunque, pensándolo bien, ni siquiera te saco del cajón. Te quedas ahí, en esa maldita terna DEF, donde podrías ocupar cualquier cajón. Lástima.

Tú no, princesa, tú no. Tú eres distinta.

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