Empieza el primer día duro de los 4 que quedan, una semana en la que la agenda comienza a solaparse, de tan repleta que está. Buscando horas en la mañana para que los días se alarguen un poco más. Las noches, toledanas, como viene siendo costumbre. Será que me acuerdo.
El resto de cosas, algo peor que lo habitual. Uno empieza a asumir que hay derrotas que lo son de verdad, que darles la vuelta es poco menos que imposible, y que uno se equivoca, pese a no querer admitirlo.
Hay que ser duro como las piedras del camino que nos partieron el espinazo tantas veces.