Esto de las fallas me destroza. En realidad, cualquier momento en el que me paro a pensar, en el que se acaba la anestesia del trabajo.
Estas deletéreas vacaciones han acabado conmigo. He acabado sin salir de casa, durmiendo a deshoras, todo el día en pijama, intentando no ver a nadie y tratando de ver películas en inglés. Vamos, al borde de la depresión.
Así que he empezado a dejar de presentar una cara amigable con los usuarios, eso es echar abajo las X: en informática es el entorno de usuario. No me he colgado del todo. Sigo en línea de comandos, en modo rústico. Hago lo que debo pero sin amabilidad, no tengo muchas ganas. A veces uno debe soltar lastre para no hundirse.
Y lo que más me hunde es pensar, darle vueltas a las cosas, soñar. Empiezo a tomar la determinación de abandonar imposibles, de no esperar (que no desesperar, espero). De cortar amarras y quemar barcos sin honra. No para nada en particular: sólo para aguantar a flote un poco más.
Fatal: estoy totalmente desorientado.