Y entonces me habló…

en

Aunque mucho se ha ido, mucho queda,
y aunque ya no tengamos esa fuerza
que en los días pasados sacudió
cielos y tierra, esto que somos, somos:
un mismo ardor de heroicos corazones
menguado por el tiempo y el destino
pero determinado a combatir,
a buscar y a encontrar, y a no rendirse.

Y poco a poco vamos dándonos cuenta de que el cansancio pesa. Y las decepciones, y la desilusión. Y poco a poco, tras tantas derrotas y desaires y tras tanto esfuerzo sin recompensa, empiezan a faltar las fuerzas y la ilusión, y comienzas a retirarte.

Supongo que alguna de éstas retiradas será la definitiva, será aquella en la que asumamos que todo es ya inútil, miraremos hacia otro lado esperando que los días acaben pronto.

Cada día es más difícil encontrar razones para seguir.