En Barcelona

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Aquí estoy, en Barcelona. Tomando prestada una red para variar.

Mañana tengo mi presentación, con el flamante Apple que me ha prestado Marsel.

He estado algo histérico estos días. Creo que esta habilitación no es tan importante. Ahora tengo estabilidad, desde octubre el sueldo me permite ahorrar y va siendo ya hora de sentarse y fijar un rumbo que no esté condicionado por la urgencia. Así que esto no es tan importante. De hecho, si no hubiese sido por la competencia yo no hubiese movido ficha. Sólo esa «competencia» me ha hecho optar a la plaza. Pero no es tan importante. Hay que pelear, pero con la conciencia tranquila. Aunque sólo sea por pundonor.

No obstante, cada vez que había pensado que había alcanzado una salida, una meta estable, el mundo se ha derrumbado sobre mi cabeza. Sólo por eso, ésta es una buena ocasión para dar la cara.

Los funestos hados han desaparecido. La tristeza sigue, campea ahora en la soledad.

Mañana va a ser un día grande. Simplemente porque todo indica lo contrario.