La nueva Ley de Seguridad Ciudadana que quiere poner el gobierno no hace más que abundar en lo evidente, que descargar lluvia y más lluvia sobre una tierra ya anegada: necesitan protegerse de nosotros a toda costa.
Ya no les importa conculcar las libertades constitucionales de reunión, expresión, pensamiento. Ya no les importa cerrar el paso en las calles por motivos de seguridad a discreción, ni censurar redes sociales, actitudes, comportamientos, para salvaguardar los intereses de una casta política sinvergüenza, depravada, egoísta y afincada en el hedonismo del poder, sin gestionar ni hacer nada útil por los ciudadanos que los eligieron. Una ley desproporcionada que no tiene equivalente para aquellos gestores públicos que prevarican, roban, defraudan, malversan o simplemente son tan inútiles que no sirven ni para mandar. Ahí la impunidad, el indulto, el compadreo manda.
Se están blindando, cada vez más. Nos meten miedo con hacernos perder hacienda y caudal si intentamos defender nuestras ideas, nuestros derechos. Sólo nos tratan bien en las elecciones. Luego, si pudieran, nos apartarían de su realidad hasta las siguientes elecciones. En cierto modo ya lo hacen.
Hay dos Españas, dos países. Uno en el que viven ellos: lujo, prebendas, privilegios, una realidad a su medida y a sus necesidades, sin que la chusma la empañe. No usan el metro, ni van a las tiendas, ni a los bares, donde la sociedad que los mantiene con su esfuerzo, mala leche y mala fe vive y malvive. Dos Españas impermeables: la perfecta que se han montado ellos para vivir y la otra donde estamos todos relegados a malvivir y a ser esquilmados para que ellos se mantengan. No nos engañemos: todo sale de nosotros; ellos no producen nada, todo lo contrario. No nos dan sanidad, educación, infraestructuras: las pagamos nosotros.
Así que se siguen blindando para que los cuatro perroflautas y desahuciados no puedan armar más ruido, no se vean con la triste papeleta, ellos y sus hijos, de acercarse la realidad de la chusma, faltaría más. No sea que a esta chusma le entren ganas de pensar y los echen, hasta ahí podríamos llegar. Con todo lo que han hecho para llegar hasta ahí. A los políticos les sobran los ciudadanos, que no hacen más que estropear todas las fotos y las tardes de cumbres europeas. Así que démosle palos y que se estén quietos.
Hay que echarlos, hay que cambiar esto. Hay que desplazar a todos estos políticos actuales, echarlos de la política, de la gestión, y buscar gente nueva. Gente inocente, gente normal, con ganas y esperanza de cambiar algo, que no tengan nada que ver con esos políticos que no han hecho nada en la vida. Que no han trabajado en su vida. Que nacieron, se afiliaron, medraron matando a congéneres y llegan al poder o a la oposición y allí permanecen hasta que mueran, robando por ellos y por toda su descendencia.
Hay que cambiar esto de una vez.