Y hoy, uno de esos últimos, todo me hace preguntarme si los caminos que tomé me han llevado a algún sitio. Quizá hubiera sido mejor seguir como antes, con las 4 reglas básicas de supervivencia que lo simplificaban todo.
Pero no, maldita sea mi manía de dar siempre un paso más, aunque sea hacia el abismo. Maldito sea yo.
Así qué ahora estoy aquí, escondido en una celda que me he buscado, haciendo tiempo hasta la próxima reunión sin sentido y pensando en todo lo qué debí hacer y no hice, ni hago, ni probablemente haré.
Desde hace tiempo me planteo, necesito una puesta a cero brutal, catárquica; algo que de nuevo defina un rumbo hacia donde marchar con fe; últimamente ya lo único que pido es fe, fe en mí mismo y en lo que hago. Alguna medida he tomado, pero hay que tomar muchas más.
Hoy no es un buen día, más bien todo lo contrario. Si mis obligaciones no me ataran, me iría, me perdería todo el día en algún sitio, o me iría a casa a encerrarme allí donde nadie llega.