Aterrizaje en la luna

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Aterrizaje en la luna

 

Es difícil muchas veces hacer lo que crees: la vida, el mundo te lo impide. Así que, por lo menos, para poder seguir caminando un poquito más, habría que creer en lo que haces. Pero no siempre puede ser así tampoco, quizá ése es uno de nuestros errores, un defecto como sociedad.

Y, entonces, ¿qué? ¿Cómo huir cuando no quedan islas donde naufragar?

Quizá mi solución está en conseguir apartarse, cuando los árboles te impiden ver el bosque. Refugiarte en un libro, en un estado de ánimo, en una sensación que te permita de nuevo retomar el ritmo, creer en lo que haces, hacer lo que crees. Cualquier cosa sirve.

Y ahí estoy. Pasando lista a los fallos, los errores, las heridas recibidas e infligidas. Buscando refugio y descanso para seguir haciendo lo que uno cree, buscando razones y estrategias para creer en lo que haces, para buscar motivos y seguir la pelea.

Es el precio que hay que pagar. Vender un trozo más de la conciencia para llegar a fin de mes, esperando que todo alcance su sitio. A veces es mejor no hacer nada, dejar que las cosas sigan su curso mientras asistes embobado desde la barandilla. Sabiendo que hay un tiempo de plantar y otro de plantar lo arrancado.

Así que ahí estoy, sentado a las puertas de tu corazón. Llevo muchas heridas en el costado, mucho peso en la mochila. Y no estoy solo. Me refugio en los amigos que a través del tiempo me lanzaron sus botellas y ahora leo sus mensajes, mientras saboreo los dátiles más sabrosos del desierto.