A veces me da por imaginar. Imaginarnos. Cómo hubiera sido mi vida si hubiese sido egoísta. Si hubiese encontrado una muchacha de belleza y lealtad incomparables, tan egoísta como yo, tan puta como yo. Dedicar mi vida a mí, a disfrutar, a experimentar, a vivir por y para mí, a llevar a cabo todos mis sueños y perversiones sin pensar jamás en el futuro, en hipotecas vitales o morales. A vivir al día sin importarme nada ni nadie, sin raíces, sin objetivos. Vivir vacío para llenarme, para vaciarme.
No lo hice. Crucé la línea de la sombra y aquí estoy, preguntándome todo mientras tiro de mi carromato por la desolada planicie. Resignado ya a esta vida, a estos logros, a esos sueños renunciados y repudiados.
Sólo alguna vez, algún destello hace recordar lo que anhelé, lo que añoré. Pero no puede sembrar la esperanza. Seguiré caminando.