Aunque ayer, después de ver parte de «Salvados», me reafirmo más en que hay que pelear. Que somos nosotros lo que tenemos que echarnos a los hombros el país. Necesitamos mártires y héroes, la cosa está así. Salgamos a la calle a pelear. Con menos ganas en el cuerpo, y con el alma incendiada.
En lo personal, todo sigue tan mal (o tan bien) como siempre. También cansado, pero con un par de cosas claras. Los sueños van aparte, pero las cosas las tengo muy claras, y también voy a dar batalla. Voy a batirme como siempre, pero con un punto más de intensidad, de mala leche, de rabia. Ya basta de tomaduras de pelo, de mentiras, de manipulaciones.
Ya no quedan sueños, así que voy a domesticar mi realidad.