Ayer fue un día largo y curioso. Un día de nervios y preocupación, un día raro.
Ayer había huelga de la enseñanza pública, y como presidente del AMPA de mi cole, tuve que colaborar en la organización de la manifestación. Además, como todo iba a mi nombre, me sentía especialmente responsable.
E hice lo que hago en estas ocasiones: hacer lo que sinceramente creo que debo hacer. Siempre que algo es de mi responsabilidad intento hacerlo lo mejor que pueda; no hacerlo como lo hace todo el mundo, sino como yo creo que se debería hacer en un mundo. Si uno es responsable, lo hace todo como debe. Como dicen en «El puente sobre el río Kwai»: Hay que estar preparado frente a lo impredecible.
La cosa salió bien, la gente, como de costumbre, colaboró se portó más civilizadamente de lo que lo hacen los políticos de este país, y lo pasamos bien. Nos quejamos y lo pasamos bien.
Y al final, antes de leer el manifiesto, dije un 1% de lo que pensaba de este desgraciado país, tantos años y tantas veces en manos de facinerosos, ladrones y políticos sin escrúpulos que nos venden junto su madre por medrar.
Es lo que siento, una muestra de lo que siento, y un grito desesperado porque cambiemos de una vez por todas este país y nos merezcamos algo mejor.