Es lo que tiene el peor septiembre de mi vida: se me olvidó nuestro cumpleaños.
El 14 de septiembre cumplimos (mejor decir cumplí, porque estoy más solo que la una) cumplí dos años. Dos años y pico anotando con más o menos constancia las cosas consuetudinarias que acontecen en la rúa.
Esta bitácora ya no pretende nada: quizá en un tiempo pretendió crear opinión o escuela, pero ya me he dado cuenta de que no interesa nada a nadie, de que estamos contaminados por esas miasmas políticas que con largo brazo alcanzan e infectan a todos.
Así que sigo manteniendo este diario de mi hundimiento personal y espero que transferible, en días en los que no veo más allá del lóbrego can que despida el día.
El 14 de septiembre cumplimos (mejor decir cumplí, porque estoy más solo que la una) cumplí dos años. Dos años y pico anotando con más o menos constancia las cosas consuetudinarias que acontecen en la rúa.
Esta bitácora ya no pretende nada: quizá en un tiempo pretendió crear opinión o escuela, pero ya me he dado cuenta de que no interesa nada a nadie, de que estamos contaminados por esas miasmas políticas que con largo brazo alcanzan e infectan a todos.
Así que sigo manteniendo este diario de mi hundimiento personal y espero que transferible, en días en los que no veo más allá del lóbrego can que despida el día.