Arrecia la granizada en mi interior, con las pulgas de mi corazón alborotadas y en pie de guerra. En todos los apectos. Muchas ganas de sentarme en mi rincón y esperar a ver qué pasa.
Acechado en todos los frentes, quizá me enfrento a enemigos difíciles de sortear, batallas imposibles de ganar y decisiones dolorosas que habrá que tomar. Mi corazón, desfallecido hace tiempo, muerto y enterrado, pide guerra y una dosis de locura; un chispazo de Lagavulin en vena, un poco de esperanza. Justo ahora que me había acomodado en mi miseria.
e4 c6 «Nunca apuestes contra un siciliano cuando la muerte esté al acecho» (Vizzini)
Pero lo que no puede ser, no puede ser. Y además es imposible.