pero me faltan las fuerzas, las razones. La reciprocidad que hace que mantengamos el último hilo que nos conecta con el mundo. Aunque peor que la vida son las personas que hacen de este un mundo peor y desagradecido. La vida no es peligrosa por las malas personas, sino por aquellas que se sientan a ver qué pasa, sin hacer nada, a verlas venir. A que caiga por la chimenea todos los días la leña que mantiene vivos los fuegos del infierno.
Todos tenemos lo que nos merecemos, y tarde o temprano Dios da en sus clavos. Como eso no ocurra, va a ser muy difícil justificar mi vida. «Hay veces que dudas si estás hecho para vivir…»