Mi particular día de la marmota. Llevo un par de días demasiado asomado al abismo, y a veces hay que frenar un poco y pararse a descansar, o a dormir, o a lo que sea.
Aunque no lo he cumplido, y todas mis obligaciones vuelven a destrozarme la cabeza y la tranquilidad.
Necesito ajustarme, necesito calibrarme. Ajustar mi cabeza y mi corazón, que últimamente está aún más perdido de lo normal, que no se recupera de ninguna manera de las últimas heridas, de las personas que han acabado siendo como no lo esperabas, cuyo saber es decepción o traición.
Menos mal que tengo a Andrés Suárez para hundirme profesionalmente. Echo de menos alguien con quien beber hasta perder el control, con quien hablar , con quien desgranar las letras de todas las canciones de Quique González, Los Secretos o Rebeca Jiménez, con quien ver todos los clásicos en blanco y negro donde los buenos siempre pierden…