Cómo va todo, ¿cómo va todo?

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Me da miedo leer mi blog. Últimamente ando algo perdido, por lo que últimamente mi blog es una purga del alma, de un alma enferma y cansada, amortajada por los problemas que no me atrevo a solucionar.

No es más que un vómito desesperado de toda la desesperanza, acumulada como bilis en mis entrañas.

Debe de resultar aburrido leerme, sobre todo para quien no me entienda, que son muchos, casi todos, o para quien me lea, que no debe de ser casi nadie. Hoy por hoy mi blog es una válvula de escape para no morir de pena. Es una botella con un mensaje lanzado al océano desde mi isla desierta, con la esperanza de que la mujer de mis sueños lo lea y me llame, me rescate y me acoja en su seno. Pero lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible. Me queda la esperanza, la ilusión, el sueño de Quique González, Rebeca Jiménez, Los Secretos y un puñado de canciones directas al corazón para compartir con una mujer a quien abrazar, desnuda y en lo oscuro, mientras hablas y bebes y te inundas de tristeza infinita.

Así que no prometo nada, salvo tristeza y sufrimiento, y la total ausencia de esperanza, raíz de la palabra desahuciar, que se ha enseñoreado de mi alma.

¿Quién me salva? ¿Quién se viene conmigo a beber y a olvidar y escribir?

Tanto tiempo esperándote y ahora...

 

Salto al vacío, Rebeca Jiménez