A cuestas con la vida, y preguntándome demasiadas cosas como para que mi cabeza esté bien. Cansado de todo y de todos, deseando una salida, un atisbo de felicidad. Tanto tiempo peleando para llegar a esta Ítaca y recriminarle su aspecto desgraciado.
Pero seamos sinceros: ¿qué haría si hay cambio de planes? ¿Me atrevería a cambiar mi vida, o todo sería peor? En realidad necesito un par ce cosas, curar las heridas y reposar en cuerpo y ama, sobre todo en alma.
Y nunca, nunca, nunca perder la esperanza. Ahora la he perdido, no sé recuperarla y no puedo vivir.
Hoy empecé a andar y sin fijarme
no sé cómo llegué frente a su calle,
pero al notar mi error, al girarme,
miré hacia atrás, sin querer, y vi su imagen.
Y recordé su voz bromeando en las tardes
diciéndome que harás si hay cambio de planes.
Hoy empecé a guardar todas sus cartas,
las fotos que encontré y algunas lágrimas,
pero al tratar de juntar en una caja
todo lo que me dejó olvidé cerrarla.
Y a veces sin querer, cuando todo está en calma
la sombra del dolor asoma su cara.
Y volveré a sentir la oscuridad, a beber la soledad.
Hoy tengo que dejar su castillo en el aire,
pisar el suelo, aceptar un cambio de planes.