Acaba agosto, y con él las vacaciones. Como muchos años. las de ésta han sido espantosas.
Deseando que llegara de nuevo el trabajo, que la rutina pusiera algo de orden en este tráfago ya insostenible. La nueva empresa comienza con demasiados bríos, con escasa organización. No ha habido descanso. Ya he dicho antes que mis vacaciones ideales son un mes de total soledad con música, libros, DVDs y un ordenador. Tiempo para pensar, para limpiar el alma de tanta contaminación que nos rodea. Para que el espíritu descanse.
Este mes me prometí no añadir entradas a la bitácora, y lo conseguí. Pero guardo unas cuantas que debo rememorar. La visita a Barcelona, los errores del pasado, algo más que he olvidado….
Me voy a pelear con mis alumnos, que mañana tienen examen.