Llevo una mala temporada, con poco tiempo y menos ganas, con mi vida personal perdida tiempo ha en el triángulo de las Bermudas, mi vida familiar devorándome como un agujero negro y mi vida profesional haciendo agua. Así que no tengo tiempo, ni ganas, ni cuajo para escribir.
Pero como dice Reverte, es que hay días que te lo ponen a huevos. Y esta vez él se ha visto en medio del fregado.
Todo empezó cuando Alfonso Guerra, no sin cierto retintín, llamó señorita a Trinidad Jiménez. Aparte de buscarlo en la RAE; me avergüenza que las ministras, ministros y demás apesesebrados entren al trapo y se muestren tan tremendamente ofendidos por esta palabra. Que a la vista de las acepciones 4ª y 5ª del diccionario, es irreprochable. No queda duda alguna de las segundas intenciones de Guerra, ni del resquemor en su partido, pero los políticos han demostrado poca profesionalidad tratando de aferrarse, de crear otro retruécano de lo políticamente correcto cuando no saben defender en público una sola tesis, ni argumentar. Cuando han perdido, junto con la honradez y la decencia, el arte de la oratoria. Y más con la que está cayendo.
Así que veo perfectamente que el alcalde de Valladolid sólo piense en los morritos de Leire Pajín cuando la ve. Por muchos motivos. Porque yo soy un pervertido y pienso lo mismo, lo primero, aunque eso no tiene mucho valor, encima con ese apellido, las noches frías y solitarias en mi celda y el panfleto del PSOE en la mesilla de noche (aunque a Cospedal tampoco le pongo objeciones). Y segunda, porque tenemos los políticos que nos merecemos, y demuestran su estatura moral en eso y en todo. Que no se diferencian en nada, ya ni en las formas, de la Belén Esteban y toda la telebasura. Si son lo que son, para que nos vamos a engañar. Mejor que den algo de vidilla a la política a base de politibasura.
Y lo tercero, Reverte diciendo que Moratinos se ha ido del ministerio como un tiñalpa. Lo cual es verdad, porque un hombre debe hacer lo que deba hacer, y una persona que sirve a su país se va con honra sin barcos, si hace falta. No esos lloriqueos de Moratinos para las fotos de lo políticamente correcto. Se ha ido como ha desempeñado su cargo, qué vamos a esperar. Qué vamos a esperar de estos hombres de la Edad de Hierro. Rediós, que esta gente son responsables de un país con 40 millones de habitantes. Qué menos que un mínimo de saber hacer y saber estar.
Pero no. Desde que ha muerto Labordeta, no queda un político coherente. Por no decir honrado o con dos dedos de frente. No hay uno, desde el congreso hasta el más humilde concejal, un político honrado con vocación de servir al país. Todos buscan su interés personal, el mamoneo, promueven la iniquidad, la incultura, el pelotazo.
Desgraciado el país que precisa de héroes. Pero también desgraciado el que está en manos de corruptos.