Hundimiento generalizado

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Fue, durante mucho tiempo, el título de mi página web personal, en los tiempos en que creía que todo era una lucha que terminaba con la victoria.

Fue, y dejó de ser. La vida me enseñó que, por desgracia, nunca dejas de pelear, y cada batalla ganada es la antesala de un nuevo conflicto en el que la vida vuelve a burlarse de ti y a presentar batalla. Nunca hay tiempo para descansar, nunca. Al menos, no lo hay para quien piensa. ¡Viva la ignorancia!

Ahora, no sabéis lo que duele tener siempre razón, veo como 30 años de mi vida se pierden, se encaminan sin freno al abismo no sin antes embestirme como un tren desbocado e iracundo cuya misión es causar dolor y arrebatar todo lo que pueda en su cruel suicidio.

Me enfrento, pensando un poco de refilón para que no duela, a perder todo lo que fui y todo lo que me hizo, conservando, triste pero seguro consuelo, sólo aquello que yo me labré, que yo me gané o el recuerdo de lo que perdí. Sólo lo que tengo ahora entre mis manos y las de los míos. Todo lo demás se va a perder como lágrimas en la lluvia. Se me va todo mi pasado, con rabia y dolor y daño, quedándome atado a mi deber y a mi responsabilidad, apretando los dientes contra la desgracia y el dolor y el oprobio y el desprecio de aquellos que más lo merecen y aun así te denuestan. Y sigo aquí, impasible el ademán y hecho pedazos, recosido por dentro, aguantando una tras otra acometidas crueles, sabiendo que sólo hay responsabilidad, sólo hay deber cuando todo está perdido. Mejor eso que sentarse a no hacer nada, a ver qué hacen los demás, a ver cómo les parten la cara y luego recoger los frutos de la pelea ajena.

Me dijo Dani la otra noche que dice el Tao: Primero el Tao; si no lo puedes seguir, ejerce tu virtud. Si no la tienes, practica la justicia, y si no puedes hacerlo, atente a los ritos. Camino, virtud, justicia o rito. Descenso a tumba abierta por una vida que viene sin manual de instrucciones.

Yo no tengo Tao, ni fe, ni creo en nada. Ni siquiera en mí. Así que tengo ni manual de instrucciones, mi camino o, más bien, mi mapa particular. Hacer lo que debes, atendiendo a la razón, al análisis, a la justicia. Hacer lo que debes aunque duela. Sólo así tendrás la conciencia tranquila, aunque no puedas dormir por la noche.