Rumiando mi dolor, rehuyendo a mis obligaciones, amparado en la música y la oscuridad y la soledad, me ha dado por revisar viejas fotos, por empezar a meter nombre de gente de la que no se desde hace muchos años, tengo la orla de mi promoción delante con nombres, fotos, recuerdos.
Salen pocas cosas de poca gente. Con tantísima información, Google es un coladero que llena de agujeros todos mis recuerdos. No sé si lamentablemente, mi nombre arroja muchos, demasiados resultados. No es porque sea mejor que nadie: es demasiado tiempo exponiéndome públicamente a Internet, y deja trazas. Más lamentable, las trazas que busco nunca salen: imágenes o recuerdos que perdí y en vano lucho por hallarlos.
¿Qué sería de mí si hubiese negado ciertos prejuicios y me hubiese ido lejos, a Europa, a la civilización? ¿Sería más feliz? Qué vida más triste.