Hoy me propuse escribirte un poema. Hice café, escuché a Andrés, Ismael, Luis... concité a las musas, rebusqué en el desván de los recuerdos toda la poesía que escribimos cuando juntamos nuestros labios.
Nada ni nadie vino entonces en mi auxilio. No pude sino sólo defenderme de las hordas de salvajes ululantes crueles mendaces egoístas que asediaron nuestra casa.
Sigo vivo. Seguimos vivos.
Vivir para encontrarte, para encontrarnos. Vivir contigo, aunque sea en la distancia. Vivir para ser feliz, vivir para saber que existes. Vivir para coger tu mano, vivir para que acaricies mi corazón, vivir para saber que sigues viva.